No puedo parar
de imaginarnos convirtiendo cualquier conversación
en pura poesía.
Ya casi escucho
eso del 'chica, tienes salidas para todo'
y yo con eso
otro de no poder dejar de pensar en tus entradas.
Me sigues
mirando mientras tus mariposas polinizan
los hongos
atómicos que vas dejando en un estomago
que no esperaba
tormenta.
Niña de la
biblioteca,
eres mi jodido
amor plutónico.
Son sólo las
once de la mañana
y ya me has
enamorado tres veces.
No sé qué
estudias,
pero me sacaría
un master sólo para que me mirases así.
Vuelves loco mi
reloj biológico
que sin más se
vuelve daltónico y lo transforma
todo
en una galería
de semáforos en verde.
Entonces,
pedirte un café
pasa de ser una
oportunidad a volverse una autentica necesidad
y la suerte se
torna destino,
pero ya
nadie
quiere burlarse
de él.
'Esfera del
tiempo que marca la vida...'
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Pablo Benavente
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