miércoles, 26 de julio de 2017

La necesidad hace a la persona.





Déjame, Poesía, ahora,
déjame ser poema tuyo,
o no serlo y gozar del anhelo,
gozar sin ser poema
de lo que es ser un poeta.

Déjame ser Poesía,
ser tú y no yo,
hurtarte a hechizos con los picos de tabasco,
piedra de arenisca que se cuece en el océano,
de palabras el azul marino.
Déjame sin mí, sin ti, sin pena ni gloria,
sin auspicio arbóreo, para liviano buscarme,
gozoso jactarme, de la belleza que te añora.

Déjame, que no soy libre si tú no aleteas
por mis huesos, calcio de mis fronteras,
taiga sin laderas, tundra de plata,
que me olvide de los poemas,
de ser poeta de gallinas y sapos
y de mimar el mimbre de la lumbre de tus ojos,
que no ven si no el humo en el que quedo sin ser tú,
que te quiero, no lo entiendo, lo asimilo,
que te olvido, no me pierdo, te sigo.

Déjame, Poesía, ahora,
átame y hazme tuyo,
que fui poeta para ser poema
y todavía te deseo en mis secretos.


—Esteban Belmonte


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