Nadie te enseña el arma del delito,
a romper el mito de las mariposas en tu estómago.
Nadie te advierte de los efectos secundarios, ni de que su olor se
acabará yendo del armario.
Aprendes a esconder el hacha de guerra en tu propio costado, para
que no sea él el herido y acabas tú sangrando.
Desangras noches como estay explotas tu pecho en un folio,
Te llenas la copa, vacías tu alma.
Piensas: "La siguiente vez, me lo tomaré con más calma".
Sueñas un final alternativo, escribes tu propia versión de la
historia, y te das cuenta que no hubo victoria ni vencidos.
Sólo dos corazones vendidos al latido de otra persona.
Te olvidas de que la cura es el olvido, que todo ha sido otro
episodio,
que del amor al odio hay un solo paso, pero en nuestro caso, es
caer al precipicio.
Te preguntas por qué la poesía en lugar de reconstruirnos, nos
convierte en las ruinas de la métrica.
Por qué la música ha dejado de sonar y tú ya no me sacas a bailar en mitad de
nuestro desastre.
Quiero que te aprendas cada uno de los lunares de mi espalda.
Tengo una línea de ellos que parecen una cuerda segura, te dejo
agarrarte a ella cuando todo se derrumbe.
Quiero que claves tu bandera en cada uno de los huesos de mi
columna vertebral, que conozcas los lunares que sujetan una de mis clavículas y
que parecen querer encuadrar donde encajaría tu boca a la perfección, quiero
que los conquistes a besos.
Quiero que hagas llover entre mis piernas cien diluvias por
minuto, quiero ser un náufrago agarrándose a tus costillas como si fuera una
madera en mitad del océano, que nos quitemos la sed a gemidos.
Quiero que los botones de mi camisa sean
tus peores enemigos y la cremallera de mi pantalón un tobogán a mis
suspiros.
A ver si te enteras,
Quiero, te quiero.
Y lo quiero todo contigo.
Pero yo buscaba una persona que no quisiera perderme, sino
perderse conmigo.
Alguien que disfrutara de mi desastre y formara parte de mi baile.
Me colgué un cartel en el pecho que decía:
"Se busca corazón dispuesto a romperse con el mío
y aprenda a querer sobre los cristales. Busco sonrisa que quiera
desgastar sus labios a besos,
que se rompa los dientes por mis caderas.
Una boca que se pierda si no le orienta mi lengua.
Busco alguien que me encuentre cuando ando perdida y que me
muestre que todo mapa que
necesito está entre sus piernas."
Ojalá no me dejaras ir como haces siempre,
porque va a llegar diciembre,
y tal y como venga el frío te darás cuenta de que no fue mío lo
que acabó esto para siempre.
Pero es que llega el momento
en el que te cansas de ver pasar trenes
una y otra vez, y quieres que,
de una vez por todas,
te esperen a ti y te digan:
"Personas como tú sólo
pasan una vez en la vida y yo,
no voy a perderte".
– Loreto Sesma